Después de declarar como imputado, Oscar González recuperó la libertad. Sucede que Mario Velázquez, juez de Instrucción y de Menores de Monteros, consideró ayer que no estaban acreditados los requisitos para detener al albañil que había golpeado a Domingo Amaya, intendente de la capital, este domingo en Amaicha del Valle.
Fuentes judiciales informaron que en la resolución que denegó el pedido formulado por la fiscala Mónica García de Targa, el magistrado dispuso que González cumpla las condiciones previstas en el artículo 271 del Código Procesal Penal de Tucumán, que incluyen fijar un domicilio, permanecer a disposición de los Tribunales y abstenerse de ejecutar cualquier acto que pueda obstaculizar el descubrimiento de la verdad.
González había sido trasladado a la comisaría de Amaicha del Valle después de agredir al intendente, mientras se desarrollaba la XV Fiesta del Vino Patero y la Mistela. Si bien no trascendieron abundantes detalles sobre la indagatoria, González habría atribuido su conducta violenta a los efectos del alcohol. El agresor habría declarado que llevaba un par de días bebiendo y que no recordaba cómo terminó en el calabozo. La versión del estado de ebriedad habría sido confirmada por los testigos de la trompada.
Aunque la investigación prosigue, en el centro judicial de Monteros se inclinaban por creer la explicación de González, en parte porque no sería esta la primera vez que la celebración del vino patero y la mistela derive en la aprehensión de un parroquiano “pasado de copas”. La indagatoria habría debilitado la hipótesis de una agresión con móviles políticos, interpretación que la propia Pachamama alentó a los gritos luego del incidente. “¡A este lo mandaron, a este lo mandaron!”, repetía sin cesar Felisa Balderrama, representante 2014 de la Madre Tierra. Balderrama no fue la única que relacionó la golpiza con la tensión que desde hace un tiempo existe en el oficialismo y desde varios sectores políticos se refirieron al último episodio.